Agencia EFE
Madrid. El himen, esa membrana que si llegaba intacta al matrimonio era símbolo de pureza y certificaba la “honradez” de una mujer, como antaño decían las abuelas, puede ser restaurado en España con una pequeña intervención quirúrgica que en los últimos años devolvió la virginidad a muchas mujeres.
La operación, de apenas media hora de duración, se practica con anestesia local y no requiere hospitalización. Por ella hay que pagar entre 600 y 3.000 euros (entre unos 2.700 y 13.800 pesos).
Mujeres de raza gitana o de religión musulmana –culturas en las que llegar virgen al matrimonio es todavía hoy una costumbre ancestral y una obligación sólo para ellas– son en un 95 por ciento de los casos las demandantes de esta cirugía, según la ginecóloga Otilia Martín Crevillén.
Son mujeres de entre 20 y 24 años, y en el caso de las gitanas todavía más jóvenes, que se ven obligadas a recurrir a esta “trampa” ante el temor a ser rechazadas por quien se convertirá en su esposo o por sus propias familias.
Crevillén, que realiza unas 50 himenoplastias al año, comenzó en 1993. “Antes no existía demanda. Se ha incrementado con el aumento de la población inmigrante”, dijo.
Por la consulta madrileña de María Jesús Barba, especialista en cirugía cosmética, pasan todos los años, y desde hace 10, unas 500 mujeres que por motivos religiosos o socio-culturales necesitan ir “puras” al matrimonio, casi siempre concertado por unos padres que nunca aceptarían lo contrario. Pureza que ha dejado de preocupar a las nuevas generaciones de españoles que, según el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), se inician en el sexo a una edad cada vez más temprana.
Según el estudio “Fecundidad y valores en la España del siglo 21”, elaborado por el CIS en 2006, el 38,5 por ciento de los españoles deja de ser virgen entre los 15 y los 19 años, el 33,9 por ciento entre los 20 y los 24 y sólo el 12,7 por ciento, entre los 25 y los 29.
A conclusiones similares llegó la Federación Española de Sociedades de Sexología (Fess), que en un estudio de 2005 certificaba que el 6 por ciento de los españoles mantiene su primera relación sexual antes de los 14 años, el 39 por ciento entre los 14 y los 17 y el 30,3 por ciento entre los 18 y los 19.
“La virginidad ha dejado de ser un tabú. Sólo se mantiene intacto en algún círculo social cerrado”, dijo Carlos San Martín Blanco, secretario de la Fess.
Las mujeres musulmanas acuden a las consultas previas y a la operación “siempre en secreto y muchas veces angustiadas”, solas o en compañía de una amiga, “casi nunca con la madre”, relata Crevillén. “Vienen convencidas de que tiene que ser así, de que perder la virginidad antes del matrimonio es una deshonra para su familia. Y con el temor de que su vida puede incluso peligrar”, cuenta Barba.
Las jóvenes gitanas encaran el problema sin tanta angustia, pero casi siempre convencidas de que, por tradición, la “flor de su virginidad” debe estar intacta la primera noche. Además, tendrán que demostrarlo públicamente, ante toda la parentela, antes y después de la boda.
Fuente: LaVoz.com.ar
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