Hay personas que, o bien porque tienen un ego muy frágil, o bien porque no han sido educadas en la generosidad, creen que dañar a los demás les da más poder. Son personas tóxicas que lejos de alegrarse de que a las demás personas les vaya bien, intentan contaminar su entorno, manipular a la gente y hacer una campaña de desprestigio social. Para ello utilizan las redes sociales y las conexiones como armas arrojadizas, intentando generar imágenes alteradas de las personas a la par que intentando que su imagen quede inmaculada.
En este sentido muchas personas, especialmente aquellas con trastornos de la personalidad – es decir, que no pueden adaptarse y ser flexibles sino que siempre siguen una pauta de conducta rígida-, pueden hacer una proyección de la culpa en alguien y chantajear emocionalmente o atacar a la persona que hacen responsable. Normalmente la persona atacada es aquella que les ha generado algún tipo de frustración, envidia o que ha dejado al descubierto su frágil ego. En este sentido es frecuente encontrar el típico ciberbullying por parte de una ex-amiga resentida, una ex-novia rabiosa o una persona con problemas que simplemente se ha enfilado con nosotras. Es importante identificar que esto es un maltrato psicológico en toda regla. Uno de los mecanismos de control que ponen en marcha es justamente el aislamiento por lo que en fácil encontrar que personas que han ejercido el maltrato intenten convencer al entorno para que se aleje de la persona, incluso para que también la culpen a ella. El resultado es que incluso la víctima puede acabar dudando de su propia salud mental a causa de toda la presión social que se le vuelve en contra.
He tenido varias pacientes que han sufrido este tipo de ataques, y que han acabado en consulta con ansiedad por todo este machaque y campañas de desprestigio que se han organizado en su contra a través de redes sociales y de conexiones sociales.
En este sentido mi recomendación es:
1. No picar el anzuelo. Justamente en un intento por defendernos la persona puede tergiversar nuestras respuestas para seguir atacando.
2. No asumir una culpa que no te corresponde. Cuando alguien te culpabiliza como mecanismo para sentirse mejor, si eres una buena persona tenderás a analizar en qué te has podido equivocar, y justamente esa duda será interpretada como una confirmación.
3. Protegerse. A veces la mejor protección es poner distancia, pero justamente los silencios se pueden malinterpretar como una confirmación de las acusaciones. En la medida que puedas mantener esa distancia, mantenla, pero si el ataque escala pon en marcha medidas legales.
4. No te olvides de quién eres y de toda la gente que te conoce y te quiere. Si alguien que en principio te conoce, duda de ti y te juzga a ti, probablemente no te conocía tan bien ni merece estar en tu vida.
5. Recupera las cosas que te hacen sentir bien. No hay mejor estrategia que intentar bloquear mentalmente esta toxicidad volviendo a tu eje y haciendo las actividades que más te gustan con la gente que te apoya y quiere.
6. No te aísles, habla de ello. No es fácil asimilar que gente que en el pasado fueron importantes para ti quieran dañarte así que tendrás que aceptar que no todo el mundo pasaría el examen de humanidad, y que hay gente que simplemente para brillar se dedican a destruir a los que realmente brillan.
7. Si eso le sucede a alguien de tu entorno, apoya a esa persona. Pensarán que eres alguien fácilmente manipulable y probablemente te intentarán convencer para que te unas al ataque, sé más lista que eso y no te dejes arrastrar por falsos rumores. La transparencia es una cualidad falsamente infravalorada. Huye de esa gente opaca que en vez de ser feliz se dedica a hablar mal de los demás. Los hechos siempre valen más que las palabras.
Si tienes problemas gestionando una relación tóxica en tu vida o te están haciendo una campaña de desprestigio, no dudes en contactarme para que el impacto emocional sea el menor posible.
Fuente: Paula Alcaide
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