sábado, 5 de marzo de 2016

Disney Channel Introduced Its First Gay Male Couple In The Gravity Falls Series Finale!


LGBT representation in children's media is currently at an all-time high, and theDisney Channel just made another huge step forwards on Monday.

After featuring a lesbian couple on Good Luck Charlie back in 2014, the series finale for Gravity Falls made one of the cartoon's shipped male couples canon!

Video: The Powerpuff Girls Reboot Gets A Brand New Theme Song

Fans had long suspected that minor characters Sheriff Blubs and Deputy Durlandwere an item, but after the Sheriff helped save the deputy, they finally admitted their love for one another!


What makes the news even greater is the finale actually premiered on Disney Channel's sister network Disney XD, which is targeted at boys!

Gravity Falls joins Nickelodeon's The Legend of Korra and Cartoon Network'sSteven Universe, Clarence, and — to a lesser extant — Adventure Time as cartoons with out gay characters.2

We sure will miss ya, GF!

Christina Aguilera y un beso lésbico en televisión


Christina Aguilera sorprendió a la udiencia del reality musical The Voice al besar en la boca a una de las participantes...

Aguilera apeló a su poder de seducción para besar a una de las participantes a su equipo.

“Vos también sos demasiado linda, ¿deberíamos besarnos y listo? Porque yo fui tu primer amor. Terminemos esto de una vez”, dijo Aguilera y enseguida... pasó lo que pasó. Esos momentos YouTube destinados a viralizarse.

Fuente: Clarin.com

Senado italiano aprueba las uniones civiles entre homosexuales


El primer ministro de Italia, Matteo Renzi escribió en su cuenta de Facebook que “ganó la esperanza contra el miedo”.
Se trata tan solo de una victoria a medias. El Gobierno de Matteo Renzi logró el jueves pasado que el Senado italiano diera luz verde —con 173 votos a favor y 71 en contra— a una ley de uniones civiles entre parejas del mismo sexo, pero tan descafeinada que cualquier parecido con el proyecto original de la senadora Monica Cirinnà, del Partido Democrático (PD), es pura coincidencia.

Si bien los homosexuales italianos tendrán por fin derecho a regularizar su situación, la nueva ley —que aún deberá pasar por el tamiz de la Cámara de Diputados— excluye la posibilidad de que uno de los miembros de la pareja adopte a los hijos naturales de su cónyuge y también el llamado “compromiso de fidelidad”, una cláusula que sí incluyen las uniones civiles heterosexuales, estableciendo una pequeña —y simbólica— diferencia con las homosexuales.

La poda del proyecto original tiene como objetivo que las uniones gays se parezcan lo menos posible al matrimonio católico. La frase desafortunada del día se la adjudicó, de nuevo, Angelino Alfano, ex delfín de Silvio Berlusconi, líder del Nuevo Centroderecha (NCD) y actual ministro del Interior. “Hemos evitado”, ha dicho, “una revolución contra natura y antropológica”.

Además de los habituales rifirrafes parlamentarios —los senadores del Movimiento 5 Estrellas (M5S) optaron por no participar en la votación—, la tramitación de la ley también ha tenido gran repercusión en la calle y en los medios, con manifestaciones a favor y en contra y encendidos debates en los que la Iglesia católica no ha permanecido al margen. Hasta el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, mostró el martes su alegría tras conocer que la posibilidad de adoptar al hijo de la pareja quedaba excluida del proyecto. “Hay que evitar”, advirtió, “todo tipo de ganzúas que equiparen las uniones civiles con el matrimonio”. La presión de sus socios de Gobierno y del ala católica de su propio partido determinó que Renzi prefiriera finalmente presentar a la aprobación del Senado una ley demediada que aplazar sine die el proyecto original.

Las voces más críticas con el borrador presentado el pasado 2 de febrero por la senadora Cirinnà advertían que reconocer el derecho de adopción de los hijos naturales del cónyuge constituiría la puerta de entrada a la gestión subrogada, prohibida en Italia y otros países del entorno, incluida España. La eliminación de esa cláusula, unida a la supresión del compromiso de fidelidad, ha provocado que nadie haya quedado plenamente satisfecho con el resultado, ni los sectores más conservadores representados por Forza Italia y la Liga Norte ni tampoco los colectivos de gais y lesbianas, que durante semanas han demostrado una considerable capacidad de movilización en prácticamente todas las ciudades del país.

La diputada Cirinnà admitió que se trata de una victoria agridulce. “Es una victoria con un agujero en el corazón”, dijo, “solo un primer paso, porque es una ley importantísima, pero también pienso en los hijos de tantos amigos que no podrán ser adoptados por quienes consideran sus padres o sus madres. Debemos seguir dando pasos. Estamos solo a la mitad del camino”.
Fuente: Sentido G

martes, 23 de febrero de 2016

Algunos de mis videos favoritos...


















Besos "Retro"






Greta Garbo, la mujer más hermosa del cine clásico























Argentina será premiada por su trabajo LGBT

El Ministerio de Turismo de la Nación a través del Instituto Nacional de Promoción Turística recibirá el “Premio Turismo Diversity Consulting International Fitur LGBT 2016” por su trabajo en la promoción y el desarrollo del turismo LGBT llevada a cabo desde el sector público y privado representado por la Cámara Comercio Gay Lésbica de la República Argentina.

Argentina ha sido pionera en el mundo al trabajar el segmento de mercado LGBT como uno más entre los productos turísticos desarrollados lo cual ha permitido ocupar los primeros lugares en la preferencia del turista LGBT internacional. El reconocimiento, en su 2da edición, será entregado el miércoles 20 de enero, a las 16:45 hs, en el Pabellón 3 “Las Américas”, en la 36° Edición de FITUR.

El desarrollo del segmento LGBT a través de experiencias turísticas llevado adelante por el Inprotur permite que cada vez más personas encuentren en Argentina una opción de viajes acorde a sus expectativas. El trabajo en conjunto desde el sector público y privado ha sido la pieza clave en pos del crecimiento del segmento y la actual consolidación del país. El premio otorgado por las autoridades de Fitur reconoce el gran trabajo realizado y el profesionalismo con el cual se a llevado a cabo el desarrollo del turismo LGBT en Argentina.

martes, 9 de febrero de 2016

‘Carol’ y la homosexualidad femenina en el cine

Aprovechando el estreno de la película 'Carol', de Todd Haynes, hablemos también de otras que, como ella, abordan mejor o peor historias de amor lésbico.

Las obras de arte, como cualquier otra manifestación del pensamiento humano, son hijas de su tiempo, de modo que, si sus autores no son tan particulares como para ir contracorriente y desafiar los convencionalismos y los tabúes sociales, reproducirán la censura de cada época. Lahomosexualidad femenina ha sido un tabú durante demasiados añosy, no sólo tardó en mostrarse en el cine, sino que, incluso a día de hoy, sigue siendo de tratamiento más minoritario: hay muchas más películas sobre hombres homosexuales que sobre mujeres.

Y como al plasmar cualquier otro tipo de atracción o de romance, con los ingredientes que sean, hay guionistas y directores que poseen la suficiente agudeza para comprender sus características y complejidades; otros, por desgracia, no. Y ambos casos se dan en los filmes sobre la homosexualidad femenina más conocidos o que han dado más que hablar.

Historias de amor lésbico en la gran pantalla

La gran veterana que abordó, con la sutileza inevitable por el momento, la atracción de una mujer por alguien de su mismo sexo y, sobre todo, la grotesca intolerancia que puede llegar a generar fue la película The Children’s Hour (William Wyler, 1961), basada en la valentísima obra de teatro de Lillian Hellman de 1934, con unas escenas de enfrentamiento apasionantes y eléctricas, una labor sensacional de su reparto, compuesto por Audrey Hepburn, Shirley MacLaine, James Garner, Miriam Hopkins o Fay Bainter y uno de los personajes más odiosos que recuerdo, el de la pequeña Karen Balkin como Mary Tilford.

El propio Wyler ya había adaptado la obra de Hellman veinticinco años atrás, en 1936, con el título de These Three, pero se decidió a rehacerla porque en su primera versión hubo de eliminar el componente lésbico, capital en la trama, a causa de la censura de la época, algo muy elocuente para mostrar aquello a lo que me refería en mi introducción, y por nada del mundo hay que perderse su segundo acercamiento a la historia.

Entre otras, mucho más adelante, tenemos Bound (Hermanos Wachowski, 1996), que mejora cuando comienza el enredo, pero es burda en la construcción del romance y hasta en las interpretaciones de Gina Gershon y Jennifer Tilly, quienes resultan muy obvias porque nunca han sido lo que se dice buenas actrices y, por si esto fuera leve, sus personajes parecen sacados de una película porno por su absoluta diligencia en la seducción inicial, sin vacilaciones, hondura ni conflictos internos.

Con otro romance peligroso de dos mujeres cuenta la deliberadamente incomprensible Mulholland Drive (David Lynch, 2001), una tomadura de pelo del aclamado director montanés. E infinitamente superior es The Hours (Stephen Daldry, 2002), adaptación de la novela homónima de Michael Cunningham, una auténtica sinfonía en la que las imágenes en movimiento se funden con la impagable banda sonora de Philip Glass por su montaje exquisito, se mezclan tres épocas en las que lo lésbico es innombrable con la mayor tolerancia por derecho de hoy, ofreciendo una emotividad sincera y de gran calibre y mostrando varios mundos femeninos ahogados en la desazón vital.


Nicole Kidman se llevó el Oscar a Mejor Actriz por vestirse de la gran Virginia Woolf en esta película, pero tanto Julianne Moore como la infalible Meryl Streep están de aplauso, igual que Ed Harris. Y por todo ello, probablemente se trate de la mejor, al menos de cuantas yo mismo he visto.

La correcta Monster (Patty Jenkins, 2003), además de contarnos lo que le ocurrió a la asesina real Aileen Wuornos, papel que también le valió un Oscar a Charlize Theron, nos muestra su idilio con la joven Selby Wall, una Christina Ricci más lúcida de lo acostumbrado, modificación en todo sentido por cuestiones legales de la verdadera Tyria Moore. Los padres de Wall la habían mandado a vivir con una tía suya con la intención de que “le curara la homosexualidad” en plenos años ochenta del siglo pasado, y su encuentro propicia una desesperada relación de dependencia bien elaborada.

El caso de la aceptable The Kids Are All Right (Lisa Cholodenko, 2010)es paradójico: por un lado, muestra una familia con hijos encabezada por dos lesbianas, Annette Bening y, de nuevo, Julianne Moore, con suma naturalidad, asumiendo que debe ser algo aceptado sin problemas; y por otro lado, se revela tan conservadora emocionalmente que, por contraste, ocasiona la mayor de las estupefacciones.

Y todo se siente frívolo, pueril e impostado viendo la fallida Habitación en Roma (Julio Médem, 2010), sin una sola línea de diálogo creíble y con una incapacidad de ofrecer un sentimiento verdadero o profundo entre sus dos mujeres amantes, encarnadas por Elena Anaya y Natasha Yarovenko, que empuja a verla con una mueca de desagrado, impaciencia y hasta irritación que no nos abandona en ningún instante, y una banda sonora pomposa que contribuye a trivializarla aún más.

Nada que ver con La vie d’Adèle(Abdellatif Kechiche, 2013), que adapta la novela gráfica Le bleu est une couleur chaude (2010), de Julie Maroh. Ganadora de la Palma de Oro en Cannes, es el vívido, excitante y doloroso relato de una pasión arrasadora entre las jóvenes a las que interpretan Adèle Exarchopoulos y la ya famosa Léa Seydoux, del descubrimiento de facetas desconocidas del sexo para Adèle, la sempiterna intolerancia que todavía albergan hasta los adolescentes ante la homosexualidad y, sobre todo, las dulzuras y las miserias de las relaciones amorosas, el propósito más digno del mejor cine sobre romances.

El escalofrío último de ‘Carol’

Salta a la vista que el cineasta Todd Haynes siente un gran interés por mostrar las relaciones homosexuales desde distintos prismas; y es así porque ha tratado de hacerlo desde su primera película, el mediometraje Assassins: A Film Concerning Rimbaud (1985) y hasta en cuatro de sus siete largometrajes hasta la fecha; concretamente, en Poison(1991), Velvet Goldmine (1998), Far from Heaven (2002) y, por supuesto,Carol (2015); e incluso realizó un documental acerca del rodaje de My Own Private Idaho (Gus van Sant, 1991), filme que por sí mismo también encara la homosexualidad.

Alguien podría estar tentado a apuntar que no hay razón de que sea así, que no se trata de que Haynes tenga ese interés, sino de que las relaciones homosexuales cuentan como un componente más, entre otros, de sus narraciones cinematográficas, de su mundo contextualizado. Pero, aparte de que el asunto le toca personalmente, el rechazo social al que se enfrentan los amantes homosexuales resulta decisivo en sus películas, así que el interés existe de un modo incontestable.

Pero no es lo único que desea enseñarnos; a consecuencia de lo anterior, las vicisitudes de los enamoramientos y la intimidad sentimental son otro de sus temas predilectos, como aquellas mujeres que se revelan ante los corsés que les quiere imponer la sociedad, cosa que le hemos visto en Far from Heaven, su miniserie televisiva Mildred Pierce(2011) y, de nuevo, en Carol, que adapta una novela atípica de la escritora texana, célebre por sus obras de suspense, Patricia Highsmith.

Hay que decir que la publicó en 1952 con el título de The Price of Salt y bajo el seudónimo de Claire Morgan por el qué dirían o harían en su contra, y la reimprimió con su propio nombre como Carol más de tres décadas después. Y es que Highsmith, no sólo compartía con Haynes su interés por el fondo, sino que ella misma también era homosexual, por lo que sabía muy bien de lo que estaba hablando en su novela.

Tanto esta como la película de Haynes narran la espinosa historia de amor de dos mujeres, Therese Belivet y Carol Aird, en la Nueva York de los primeros años cincuenta del siglo veinte, y las actrices que les dan vida son Rooney Mara y Cate Blanchett, quien ya había trabajado a las órdenes de Haynes en I’m Not There (2007) como un sorprendente Bob Dylan.

Desde el lento plano ininterrumpido de sus títulos, Carol demuestra que lo que vamos a ver es un ejercicio cinematográfico estilizado y sereno, con un enorme flashback, y que Haynes se va a tomar el tiempo que sea necesario para edificar el drama que se desatará más adelante, con una efectiva planificación visual que nunca pierde de vista su objetivo ni presume, etérea pero absolutamente precisa, insistentes enfoques a través de cristales empañados de automóviles, una adecuada banda sonora de Carter Burwell a lo Philip Glass en la ya mencionada The Hours, pero no envolvente, y dos actrices que dan lo mejor de sí en todo momento.


Haynes va pavimentando su película con una habilidad cuya mayor virtud es que los espectadores no nos percatemos de que así lo hace, y cuando llegan las escenas álgidas, nos sorprendamos al comprender que nos ha ido atrapando en una robusta red emocional y entonces nos golpea sin que podamos ni queramos evitarlo, con una Cate Blanchett poderosa que, en ocasiones, nos enturbia la mirada y nos la vuelve vidriosa por las lágrimas que despuntan y un cierre que nos provoca un inefable escalofrío de grata emoción: ese era nuestro destino.

Patricia Highsmith finalizó el epílogo de su novela, en el que explica por qué se sirvió de un seudónimo para la primera edición de la misma, con lo siguiente: “Me alegra pensar que este libro le dio a miles de personas solitarias y asustadas algo en que apoyarse”. Y yo os digo que, para empezar, veáis Carol, no únicamente porque la vais a disfrutar gracias al buen oficio de Todd Haynes, sino también porque puede serviros para recordar que todos los amantes merecen respeto, y que nunca debemos volver a permitir que nadie sufra violencia social por razón de con quién se acuesta o a quién ama.

Fuente: hipertextual.com

domingo, 17 de enero de 2016

Argentina creó el primer centro para jubilados de la comunidad LGBT


Si hoy todavía es difícil asumir una condición distinta a la heterosexual, en tiempos pasados era aún más complicado. Quienes vivieron esa época y llegaron a la vejez, corren el riesgo de sufrir discriminación en asilos y otros recintos de la tercera edad.

Bajo esta realidad surgió la inquietud de fundar el primer centro de jubilados para lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) de Argentina "y probablemente del mundo", según dice el diario trasandino Río Negro.

El centro se llama Puerta Abierta y "está abierto a todas las personas, aunque se aclara lo de la diversidad sexual porque no está culturalmente implícito", indica su presidenta Norma Castillo.

La mujer de 73 años está casada con Ramona Arévalo, con quien inició su relación de pareja hace 35 años.

"Tenemos que buscar la libertad, el vivir bien. Y vivir bien significa hacer el bien a tu alrededor y compartirlo con los demás. Y sentirte que sos una persona, como nos sentimos cuando pudimos casarnos. Nosotras estuvimos juntas y enamoradas durante treinta años. ¿Por qué eso va a ser algo malo?", recordó.

Fuente: adnradio.com