¿Por qué algunas niñas detestan a las barbies, el color rosado y prefieren las ropas y los juegos de niños?
Para la navidad de sus siete años, Marcela Herrera (23), hoy egresada de Sociología, recibió dos regalos: un set de maquillaje y una caja de legos. Sin dudarlo, se abalanzó sobre el segundo y comenzó a armar figuras. De las pinturas nunca más supo ni le importó.
A diferencia de otras chicas de su edad, no estaba interesada en colorear sus labios: vestía la ropa heredada de sus dos hermanos mayores, jugaba con ellos como uno más del grupo y no trepidaba en seguirlos cuando escalaban la higuera del patio.
Marcela era lo que estadounidenses y británicos llaman una "tomboy", una niña que gusta de vestir y jugar como los niños. Son chicas que odian el rosado, que rechazan las Barbies y que, definitivamente, parecen no encajar con ninguno de los roles tradicionalmente asociados a la mujer.
Un fenómeno que existe desde hace mucho, pero que está apareciendo cada vez con más frecuencia en una sociedad donde los roles femenino y masculino tienden a igualarse en muchas áreas: desde el fútbol hasta el "carrete" adolescente, pasando por la política y el mundo del trabajo.
En Chile, por ejemplo, una encuesta de la U. Central estima que más de 130 mil mujeres adultas juegan fútbol regularmente. Y si bien ellas se definen como "aguerridas" cuando están en la cancha, aseguran que este deporte no le resta femineidad. De hecho, muchas afirman haber sentido predilección por los "juegos de hombres" desde pequeñas, pero explican que comenzaron a descubrirse como mujeres al llegar a la adolescencia.
RECONOCIMIENTO DE LOS VARONES
Fue lo que le ocurrió a Marcela. Cuenta que en el colegio se jactaba de ganarle a sus compañeros en las carreras de velocidad, que prefería el buzo al jumper y que pasaba los recreos jugando a la pelota. Con eso obtuvo el reconocimiento de los varones y de algunas niñas que querían ser como ella. "Hasta que un día encontré una pulsera que me gustó y me la puse. Para muchos eso fue el símbolo de asumir mi femeneidad. Fue algo que me nació", recuerda.
Uno de los expertos que ha estudiado este fenómeno, el sociólogo C. Lynn Carr , de la Universidad de Seton Hall, en EE.UU., cree que en muchos casos esta conducta obedece a un fuerte deseo por identificarse con el mundo de los hombres. Un deseo que domina en especial a aquellas niñas que ven a sus padres como inteligentes, fuertes y capaces, llevando a cabo mil tareas fuera de casa. En contraposición con "la aburrida vida de sus madres".
La sicóloga Claudia Araya opina que la conducta de las "tomboy" se explica por la poca valoración social que tiene todo aquello relacionado con lo femenino. "Ser mujer implica ser dulce, tierna, débil, todo lo contrario a lo que los niños de hoy califican como 'bacán'. La profesional apunta que mientras los juegos de las niñas son siempre dentro de la casa y se relacionan con cuidar muñecas o atender a los invitados al tomar el té, los de los hombres suelen ser fuera y se basan en la demostración de fuerza. "Por eso pueden resultar más atractivos para algunas niñas", dice.
Un ejemplo es el exitoso personaje de dibujos animados Dora la Exploradora. Su mundo de aventuras incluye objetos considerados muy poco femeninos, como mochila, tijeras y mapas. Claro que los creadores de la serie ya anunciaron sus intenciones de feminizarla un poco, cambiando esos objetos por cepillos y maquillaje.
EL FACTOR HORMONAL
Los siquiatras explican que las niñas con personalidad impulsiva podrían tener más tendencia a comportarse como niños durante su infancia, ya que este rasgo es típicamente masculino. Pero para los especialistas, las "tomboy" siempre han existido, sólo que actualmente son más visibles, porque hoy los niños tienen más posibilidades de elegir su ropa y actividades que antes.
Pero desde la biología la respuesta parece ser más concluyente. En 2002, los sicólogos Gerianne Alexander y Melissa Hines, de la U. de Cambridge, siguieron a 337 niñas desde su gestación hasta los tres años y medio. Determinaron que aquellas cuyas madres tuvieron alzas en los niveles de testosterona durante el embarazo -la hormona masculina-, tienden a preferir los juguetes y actividades de varones durante su infancia.
Sea cual sea el origen, la respuesta de los padres es variada. Para Javiera Hurtado, por ejemplo, que su hija Catalina (11) siempre haya despreciado las muñecas no es un problema. Tampoco lo fue cuando empezó a pedir pelotas y zapatillas deportivas ni cuando se convirtió en la arquera del equipo masculino de fútbol de su colegio. "Prefiero que sea así, ella disfruta todo lo que hace, es temeraria y no se hace problemas", dice Javiera.
TEMORES PATERNOS
Pero hay quienes que no se lo toman con calma. El siquiatra Eduardo Corsi reconoce que han llegado a su consulta padres preocupados por el comportamiento de sus hijas. "Son personas de entre 28 y 34 años, que en general tienen temor de que en el futuro las niñas vayan a ser lesbianas", dice.
Pilar es una de ellas. Cuenta que cuando su hija tenía cuatro años solo mostraba interés por jugar con autitos e imitaba en todo a su primo, un par de años mayor. "Incluso quería hacer pipí parada como él", cuenta la mamá de la niña. Y dice que mientras más le insistían en que jugara con muñecas, más se obsesionaba con los autos. "Temíamos que se fuera por el camino equivocado... usted me entiende", agrega Pilar. Tras asistir a terapia, aprendieron que esos juegos masculinos no marcarían el futuro de la niña.
El médico Alfonso Correa explica que otra de las inquietudes de los padres es que les sea más difícil encontrar pareja de adultas. Pero asegura que el comportamiento infantil de las niñas no tiene ninguna relación con la opción sexual que manifestarán. Algo que se aprecia claramente al llegar la adolescencia.
CÓMO ENFRENTAR A UNA "TOMBOY"
La principal preocupación de los padres de las "Tomboy" es el impacto que la conducta infantil pudiera tener en la orientación sexual de las niñas. Pero los especialistas aclaran que no existe una línea directa. "No se puede decir que todas las niñas que juegan como hombres serán lesbianas ni que todas las lesbianas jugaron como hombres cuando eran chicas", dice el psiquiatra Eduardo Corsi.
Si los padres quieren que las niñas asuman conductas más femeninas, lo que tienen que hacer es reforzar estas conductas, dice Corsi. Por ejemplo, si quieren que ellas prefirieran jugar con muñecas antes que con autos y camiones, la mamá debe sentarse con ella y mostrarle que eso también puede ser tan entretenido como lo otro.
Para la sicóloga Claudia Araya, que las niñas jueguen como hombres es bueno en la medida en que integran lo masculino a lo femenino, sin negar esto último. El psiquiatra Alfonso Correa dice que los padres deben mirar a sus hijas de forma más integral y ver estas actitudes como otras habilidades que ellas desarrollan.
fuente: la tercera
Hola A Mi Tambien Me Llama La Atencion Todos Esos Temas Y La Verdad Todo Eso Que Escribes Es Cierto.
ResponderEliminarYo Recuerdo En Mi Infancia A Una Niña Que Se Llama Janet Ella Gustava De Practicar Karate y Eso Siempre Lo Presumia A Todos Los Niños.
Un Dia Recuerdo Averla Reatado A Una Pelea Para Ver Si Era Cierto Que Ella Era Karateca Y Casi Me Gana.
Todo Por Eso Yo Le Puse La "Karachueka" Jajaj Que Recuerdos.