Esta tarde, en las oficinas del Arzobispado de Buenos Aires, se entregaron las más de 1000 solicitudes de apostasía (renuncia a la Iglesia Católica), que formaron parte de la campaña “No en mi nombre”.
La apostasía colectiva es un acto de repudio público a la manipulación ideológica y material de la Iglesia Católica en la vida ciudadana. Es una forma de manifestar el desacuerdo con su política social, sexual y económica dejando en claro que no representa a todos los que figuran en sus fichas, y estas mismas personas piden que no reciba más subsidios del Presupuesto Nacional, en su nombre.
La movida se inició con una lista virtual de personas que piden ser borradas de la lista de bautizados. La nómina fue presentada hoy en el Arzobispado de Buenos Aires.
Es la primera vez en el país que ocurre una renuncia colectiva a la religión católica como “acto simbólico de repudio a las políticas de intromisión de la jerarquía eclesiástica en la vida pública y privada de la ciudadanía”. La movida nació hace unos meses en una lista virtual feminista, RIMA, y fue sumando adeptos entre artistas, ateos militantes, activistas de movimientos de la diversidad sexual y personas independientes.
La apostasía está definida en el canon 751 del Código de Derecho Canónico como “el rechazo total de la fe cristiana”, recibida por medio del bautismo. Como no existe ningún procedimiento legítimamente establecido para abjurar de la fe cristiana o cualquier otra fe y retirar el apoyo implícito a esa institución religiosa, se adoptó ese término clerical. Algunos prefieren hablar de “desbautizarse” y lo comparan con la desafiliación de un partido político. Incluso, hay quienes aclaran que no significa dejar de ser creyente, sino renunciar al catolicismo en términos institucionales.
Para la Iglesia, el ingreso al catolicismo se produce con el bautismo. La costumbre marca que la práctica de ese ritual la deciden los padres. La mayoría de los bautizados son bebés con pocos meses de vida, una edad en la que no tienen voz –ni discernimiento– para expresar si dan su consentimiento a la afiliación a esa u otra religión.
El trámite de apostasía se funda en la ley 25.326 de Habeas Data. La llamada Ley de Protección de Datos Personales otorga a las personas el derecho de acceder, rectificar, suprimir o actualizar los datos que de ella existan en cualquier base de datos. En este caso concreto, la persona podrá requerir a la parroquia donde está registrado su bautismo que sus datos sean eliminados.
“Esta es una primera convocatoria. Pero habrá más”, adelantaron los organizadores. “Debería ser el puntapié inicial para que haya en el país una reforma constitucional que quite la obligación que tiene el Estado de sostener el culto católico como establece la Carta Magna. La Iglesia Católica no puede entrometerse en la educación y la salud pública de los argentinos. Lamentablemente, se legisla teniendo en cuenta la tradición católica y no la razón o la voluntad del pueblo”, agregaron.
Paola Rafetta, miembro de la organización, sostuvo a SentidoG.com, que “ahora comienza una nueva etapa, y esperamos que se sumen muchos mas. No queremos que sigan haciendo cosas en nuestro nombre, simplemente porque no los elegimos”.
En su discurso, Rafetta indicó que “no alcanza con no practicar o pertenecer a otra religión. La Iglesia, en nombre de todas las personas bautizadas, se opone al aborto no punible, obstaculiza la educación sexual, se opone al uso de profilácticos atentando contra la salud sexual y reproductiva, recibe dinero del estado para sueldos de obispos y sacerdotes y exenciones impositivas, atenta contra el matrimonio y la adopción homoparentales en Argentina y en el mundo, fomenta el sexismo, condena a homosexuales y personas GLTTTBI, incitando a la homofobia y la intolerancia, censura permanentemente la sexualidad, aduciendo autoridad moral, mientras se destapan miles de casos de pedofilia encubiertos por el Papa y sus Ministros”.
Cesar Cigliutti, Presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA) que también apoyaron la campaña, manifestó su beneplácito por la cantidad de solicitudes recibidas, y rechazó “las políticas de represión para las personas gays, lesbianas y travestis en toda su historia. Es un buen inicio y esperamos que esto anime a muchos mas a apostatar contra los dichos del Papa, obispos y curas”.
Gabriel Oviedo, director del portal SentidoG.com, indicó que “no es una renuncia a nuestra fe, sino a la Iglesia y su dirigencia. Y tampoco quiero que hablen en mi nombre, para meter a muchas personas LGTB en el closet, o no permitir unirnos en matrimonio, adoptar, etc, tan solo por amar a una persona de nuestro mismo sexo. Dios nos hizo hombres y mujeres, gays, lesbianas y trans y no es lo que están interpretando estas personas que conducen la Iglesia, por eso presento mi renuncia a este tipo de doctrina”.
Rechazo de la Iglesia
En su reflexión semanal en el programa "Claves para un Mundo Mejor", Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, rechazó la "campaña de apostasía colectiva".
El Prelado platense se preguntó "¿Quienes son los que promueven esto?”¿Y qué es lo que les molesta especialmente?... ¿Qué tipo de ideología hay detrás de esta campaña pues aparece con toda claridad en la propuesta, que está muy inteligentemente armada?"
Según el Arzobispo, "lo que quieren en realidad es protestar contra la presencia pública y cultural de la Iglesia. Lo que les molesta expresamente a estos movimientos es que la Iglesia tenga todavía arraigo en el pueblo argentino... Aquí, lo que molesta específicamente es que la fe se haya hecho cultura y lo que se intenta es desarraigar la fe de la cultura vivida de la gente".
"Para nosotros –explicó el Prelado–, esta campaña tiene que ser un estímulo, una especie de acicate para la renovación de nuestra fe, no sólo individual, íntima, sino de proyección en la vida concreta y en sus expresiones culturales".
El ejercicio de la apostasía –o desafiliación del catolicismo– viene creciendo con fuerza en España, donde ya se hicieron varias entregas masivas de solicitudes. En la Argentina es un procedimiento poco conocido.
Para la Iglesia Católica la apostasía es uno de los tres pecados más graves, junto con el cisma y la herejía. En la Edad Media se castigaba con la muerte en la hoguera. Los tiempos han cambiado: ahora, se enarbola como un derecho.
Entre las organizaciones que ya adhirieron a la apostasía colectiva figuran movimientos de mujeres, movimientos por la diversidad sexual y la salud reproductiva, ateas y ateos, feministas, movimientos sociales y agrupaciones de derechos humanos, movimientos de trabajadoras y trabajadores y personas independientes entre los que figuran Vox Asociación Civil (Rosario); el grupo ecuménico cristiano Misión Sacerdotal Tercermundista, el Movimiento de Mujeres de Córdoba, el Colectivo de Lesbianas Feministas Josefa Camejo, la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), la Asociación Humanista-Ética Argentina Deodoro Roca y Argatea.
Fuente: SentidoG
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