jueves, 15 de abril de 2010

El Vaticano vinculó a los gays con la pedofilia

El vocero del Papa debió explicar las palabras del cardenal Bertone


Como si no alcanzara con el escándalo por abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes, el Vaticano se vio obligado ayer a apagar un nuevo incendio, provocado esta vez por el cardenal Tarcisio Bertone, que vinculó la pedofilia con la homosexualidad.

"Numerosos psiquiatras y psicólogos han demostrado que no existe relación entre celibato y pedofilia, pero muchos otros, y me lo han confirmado recientemente, han demostrado que existe una relación entre la homosexualidad y la pedofilia", dijo el secretario de Estado del Vaticano, en un encuentro con periodistas, en Santiago de Chile.

Las declaraciones del segundo del Papa, realizadas hace dos días, causaron enseguida gran indignación tanto en las comunidades gay de todo el mundo como en ámbitos políticos y hasta en círculos eclesiásticos. Tanto es así que la Santa Sede, que incluso censuró las palabras del cardenal de un texto sobre Chile que se publicó en el L?Osservatore Romano, debió salir a dar una explicación.

Su vocero, el padre Federico Lombardi, aclaró que el cardenal Bertone se refería, en verdad, "a la problemática de los abusos en el seno de la Iglesia y no en la población mundial". "Las autoridades eclesiásticas no consideran de su competencia hacer afirmaciones generales de carácter específicamente psicológico o médico, que remiten naturalmente a los estudios de los especialistas y a las investigaciones en curso sobre la materia", indicó.

Según Lombardi, el 60% de los sacerdotes acusados de abusos sexuales son gays y manifiestan atracción hacia adolescentes, según "datos estadísticos objetivos" de la Congregación para la Doctrina de la Fe. "En aproximadamente el 60% de los casos se trata más bien de efebofilia, o sea, la atracción sexual hacia adolescentes del mismo sexo", precisó Lombardi.

"Inaceptable"
Poco antes, fiel reflejo de la gravedad del asunto, Francia protestó por las afirmaciones del secretario de Estado. "Se trata de una vinculación inaceptable [homosexualidad y pedofilia] y nosotros la condenamos", dijo el vocero del Quai d´Orsay, Bernard Valero. "Francia recuerda su firme compromiso en la lucha contra las discriminaciones y los prejuicios relacionados con la orientación sexual y la identidad de género", agregó.

Ayer, Bertone terminó su visita de ocho días en Chile con una misa frente a autoridades militares, sin hacer referencia a sus polémicas declaraciones.

Una de las reacciones más duras fue del grupo italiano Arcigay: "La ecuación homosexualidad-pedofilia es falsa, innoble, anticientífica, irresponsable. Una afirmación deshonesta que golpea la vida y la dignidad de miles de gays y lesbianas, y confirma el cinismo, la falta de escrúpulos y la crueldad de esas mismas jerarquías vaticanas que encubrieron por años los crímenes sexuales perpetrados en todo el mundo por miembros de la Iglesia contra la vida de miles de niños y niñas inocentes".

Por su parte, en Estados Unidos, la SNAP, una asociación de víctimas de abusos sexuales por parte de religiosos, afirmó en un comunicado que los dichos de Bertone "fueron calculados, como lo son tantos comentarios similares, equivocados, acusadores y que buscan distraer y desviar la culpa".

El nuevo escándalo sucede a pocos días del viaje del Papa a Malta, este fin de semana, donde las víctimas de abusos por parte de sacerdotes ya pidieron una audiencia con Benedicto XVI.

El revuelo por las palabras de Bertone, además, volvió a demostrar la falta de una estrategia de comunicación en el entorno del Papa, bajo sitio desde hace semanas por el escándalo de la pedofilia.

Se suma a lo ocurrido con el predicador pontificio Raniero Cantalamessa, que en su homilía del Viernes Santo citó a un amigo judío que comparaba los ataques a Benedicto XVI con el antisemitismo, y con el cardenal Angelo Sodano, que directamente comparó lo que padece el Papa con los ataques a Pío XII, el papa criticado por su silencio ante el Holocausto. Fueron salidas que causaron también molestia en la comunidad judía y que, lejos de aquietar las aguas, desencadenaron ulteriores frentes de tormenta, sin ayudar a Benedicto XVI en la peor crisis de su pontificado.

Fuente: La Nación

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